Al no encontrar lugar en el paraíso se refugió en Aurrera
En el año de 1998, cuando la ciudad todavía no era lo que es
ahora, una niña acompañaba, todos los fines de semana, a su madre al tianguis
que se ubicaba en la avenida Plateros. Esa mañana cuando salieron de su casa
ninguna de las dos se imaginó que después de comprar el mandado la infanta
tendría un trágico final.
La niña encontraba fascinante salir con su mamá, disfrutaba
del colorido de los vegetales y de caminar entre los puestos.
Ese día no fue
diferente, recorrieron el tianguis para buscar las verduras que necesitaban, la
niña consiguió el permiso de su madre para ir con otros niños al puesto de
juguetes, miró a las muñecas y eligió a las que le gustaría llevarse a casa,
pero lo que más llamó su atención fueron las coloridas pelotas.
Cuando se aburrieron, los niños recorrieron el tianguis,
terminaron al fondo del lugar, donde nunca habían estado, a pesar de ser el
mismo terreno se sentía diferente. A la niña le llamó la atención un pozo que
estaba llena de agua, se separó del grupo para ir a asomarse, en el pozo su
reflejo le saludaba.
Tal vez fue un accidente, quizá dentro del pozo había algo
que llamó su atención, pero de alguna manera la niña terminó en el foso y no
logró salir con vida. Su madre, desesperada, lloró a gritos porque no logró
salvarla.
En la actualidad en ese terreno se encuentra una reconocida
tienda comercial que se construyó al poco tiempo de la reinstalación del
tianguis.
Trabajadores de la empresa dicen haber escuchado ruidos que
no son normales, a algunos les ha tocado ver a los artículos de perfumería
moverse de lugar, otros cuentan que han salido aterrados de su turno al ver las
pelotas botar en los pasillos y a los muñecos con sonido encenderse
automáticamente. En las noches la temperatura cambia y el ambiente se torna
tétrico.
WoW UwU
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